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Depósito Nº 5210703 “Proyecto Social UBASO-Nuevas Ciudades- Argentina”
Depósito Nº 5210705 “Proyecto Social UBASO- Alimentación Social- Argentina”

1-1. SOBRE EL PROYECTO UBASO. FUNDAMENTOS Y PROPUESTAS.





En el PROYECTO UBASO está propuesta la Nueva Ciudad / Ciudad de la Salud. Nada nuevo seguirá habiendo bajo el sol como dice el profeta del Eclesiastés y todo seguirá siendo vanidad de vanidades , repetición de lo mismo -como fue en tantas culturas antiguas, como lo es hoy desde China a Bolivia-... Nada nuevo puede haber bajo el sol  si el hombre y la mujer en cualquier latitud no se imbrica y relaciona profundamente con su realidad geográfica,  bioquímica, física y espiritual  -su historia real-.

La aparición de lo nuevo, un nuevo hombre, una nueva mujer, una nueva ciudad... será siempre de adentro hacia fuera. Deberán eclosionar las energías centrífugas humanas para que el hombre descubra  -y la mujer en su grado y medida, las energías centrípetas-  que esta combinación de energías expansivas / contractivas es la que sostiene a todo el universo y le da entidad a la gravitación terrestre.  Desde la galaxia a la hoja del más pequeño de los vegetales. Diría Jesús: “Ved los lirios del campo y las aves del cielo”. Porque fue Él -Jesús-  en su canto evangélico quien habló de estas energías implícitas y explícitas. Jesús que transmutó el agua en vino, la enfermedad en salud, los panes, los peces...
Jesús que trajo a la tierra el amor, la paz, el Camino y la Verdad. Por citar uno o dos santos católicos, diríamos con San Agustín y Santo Tomás que el fin último del hombre es la felicidad. Nada menos que ella... porque el futuro no está en el tiempo ni la felicidad en las cosas sino en el descubrimiento y vivencia de la unidad del Ser en lo que va siendo. Ahí, en esta realidad -bioquímica y física, fisiológica, ética  y ética- está la unidad en El espíritu de vida, que es esta percepción de lo infinito en cada cosa, en cada elemento, en cada lugar, momento donde un hombre y una mujer conviven en el mismo cosmos.
No vienen siendo exclusivamente la inteligencia, la razón o la lógica- las que nos vienen dando las mejores posibilidades de unirnos en el camino de la felicidad.
Desde los filósofos griegos hasta acá, desde la caída de la filosofía en ideología,  desde el libre pensamiento al amor libre, desde la droga al terrorismo seguimos sin encontrar ese punto, ese lugar, esa visión y experiencia que está en nosotros y que, sin embargo, no la encontramos... Porque la buscamos en la inteligencia del intelecto. Porque la buscamos exclusivamente en la razón. Porque confundimos los rituales religiosos con la vida espiritual y el discurso con los hechos. Y las ideologías con la política. El pacifismo y la “coexistencia pacífica” con la paz... Y el sentimentalismo y la emocionalidad con el amor.

El más grande de los estrategas de la paz de toda la historia fue Jesús. Y aquella vez, cuando dijo: “Vosotros sois la sal de la tierra” se había adelantado siglos al descubrimiento químico de que la sal  -natural y orgánica, es decir, marina integral-, el sodio marino es el patrón de las fuerzas centrípetas y que la combinación proporcional Sodio (Na) / Potasio (K) es la fórmula del equilibrio bioquímico y de la salud humana.

Las propuestas básicas del Proyecto Social UBASO -producción industrial, generación de puestos de trabajo, salarios dignos, la vivienda propia para todos los sectores sociales -sobre el principio de la justicia social - incluye principalmente la erradicación y/o relocalización de todas las villas, asentamientos y formas de pobreza económica, indigencia, desamparo y desequilibrio biológico.
Nosotros en UBASO no representamos  a los pobres  ni somos la voz de los que no tienen voz. Venimos trabajando un poco como los obreros... Un poco. Como aquellos obreros a los que se refiere el Evangelio en las viñas del Señor, Nuestro Padre.

En realidad, la propuesta fundamental de UBASO es la Unidad, la que se va manifestando, realizando y universalizando  -social  en el movimiento total-holokinesis en el que está implicado lo existente.

Proponer construir un nueva ciudad puede ser una propuesta política. Lo mismo que construir viviendas, generar puestos de trabajo, etc, etc.
UBASO no es una propuesta política sino una concepción de la política donde, en principio, no hacemos propuestas para “...las necesidades, la oportunidad, las razones de mayor ganancia económica o para fortalecer políticas partidarias o ideológicas...u otros intereses conexos ...” -los que conforman la antítesis que recicla a lo que llamamos “el sistema” y lo fortalece-  los cuales sobreviven en la dispersión y se refugian en exclusivismos/ ismos con nombre propio, para multiplicar los enfrentamientos, opciones y repeticiones del pasado / modernidad.
En este contexto resignificamos la auto-gestación como obra y, por traslación y consecuencia, la auto-gestión como construcción.

Nuestra visión de los tiempos nos dice que estamos viviendo los efectos y reacciones –tanto como reajustes y reformulaciones- en el entretiempo de la modernidad y la post modernidad.


La Alimentación Social es el principio de generación  de las energías unificantes que se sintetizan en el hombre y en la mujer.
Hambre y sed. Sangre y fisiología. Esto es la universalidad de todas las razas -de cualquiera de ellas-. Aquí no hay elegidos ni supremacía sino proceso de humanización animal-humano, humano-divino.

Nosotros en UBASO hemos elegido el camino de los mansos. Por eso, no nos va a amansar el sistema ni nos va a someter a su lógica consumista e ideologizada.
El sistema genera violencia -orgánica-, desequilibrios fisiológicos y trastorna la sed auténtica de vida y el hambre de ser en meros sustitutos químicos de saborizantes, colorantes y aromatizantes. A esta mesa no nos sentamos a comer. Allí comen los serviles y amansados que se alimentan de la satisfacción en nombre del deseo, del gusto entre los límites del deseo -siempre insatisfecho e insaciable- de seguir reproduciendo lo mismo: insatisfacción e injusticia biológica.
Ya no alcanza ni el sexo ni el alcohol. Y se multiplica la drogadicción  y la adicción  de la sociedad “de porvenir sin futuro” sigue reciclando más sueños, más ilusiones, más vanidades. Esto lo anunciaron los profetas del pasado. En cambio, hubo un solo salvador que nos abrió el camino de la felicidad en el Ser de Dios: Jesucristo, el Señor de la Historia. Él vivió aquella vez y, en pleno poder del imperio romano, acercó el Cielo a la Tierra.

Vamos a relatar la historia de un hombre, poco conocido en la cultura occidental
-aún cuando toda su vida la dedicó al acercamiento entre Oriente y Occidente-.  Este hombre se llamó Georges Ohsawa  -Nyoiti Zakurazawa-  muy cerca de Jesús. Nos habló en otro lenguaje, con otras palabras del por qué de los lirios del campo y las aves del cielo.
Este “pequeño japonés” -como a él mismo le gustaba llamarse- es para nosotros un ejemplo y el más profundo, dramático, áspero y bello camino que él eligió  en el mundo para encontrar la vida y unirse definitivamente con el Ser y el Infinito.
Sabemos que no lo hemos elegido a Ohsawa, como sabemos también que fue él quien nos eligió. Porque toda su vida fue una emisión de energías físicas, bioquímicas que irradiaron el mensaje fundamental. No una filosofía como es conocida en Occidente y mucho menos una ideología.
Él, esta pequeña persona y casi olvidada hoy,  generó la enorme energía que llegó hasta nosotros, hasta nuestra Argentina -este pequeño país austral-.
Hemos escuchado sus lecciones, hemos experimentado muchas de sus afirmaciones universales sobre la pobreza y la grandeza de ser pobre. Sobre esta grandeza que es una humilde entrega para que el hombre y la mujer puedan encontrar su camino de ser en la vida. Así como Jesús es Dios encarnado que trajo la Verdad, El Amor y la Paz a la tierra, Ohsawa nos ayudó a ver, iluminar, escudriñar en los profundos y recónditos pliegues de la naturaleza humana donde está el mensaje eterno  -implícito- del fin último del hombre y de la mujer para el cual nació , se crió y está en la tierra: para ser feliz.  Esta sabiduría es un canto universal que resuena con su mayor potencia en el Evangelio.
Ohsawa fue y será siempre para nosotros  “aquel pequeño japonés” de origen desconocido, sin títulos, sin investiduras, sin nada más que ese latido vital que él supo descubrir en sí mismo, potenciarlo e incluso describirlo en lo que él llamó la “Filosofía del Principio Único”.

Nuestra fuente está en los Evangelios.  Él habló de lo mismo, de aquel mensaje eterno en otro idioma y cultura, lo que confirma la universalidad. Y este idioma, esta filosofía -que no es una religión ni teología- nos convierte más profundamente en el ámbito de lo que debería serle propio a la religión: la vida espiritual. Para lo cual no parte de las verdades de los profetas ni de teología alguna, de libros sagrados...sino  -y esto es lo más conmovedor- parte Ohsawa del hambre, de  la sed y la sangre. Junta estos tres y establece un punto. De esta increíble combinación tan básica, pobre, elemental y universal que incluye y  trasciende todas las razas, los idiomas y todas las creencias.
Este punto que es tan tuyo, tan mío y nuestro  -entre el hambre y la sed, entre el misterio de la sangre y la existencia de los alimentos, entre el blando fluir del agua y la potente radiación solar- es este encanto indescriptible que es también, a veces, poesía estremecida por las vibraciones electromagnéticas, cuya más alta radiación es el Amor.
Hoy, cuando todos los especialistas avizoran distintos tipos de catástrofes venideras, cuando las estadísticas siguen demostrando los desniveles en las expectativas de vida  entre los que lo tienen todo y les sobra mucho más (algo así como el 3% de la población mundial)... y de ahí hasta los que nada tienen -porque les falta lo más necesario-  está la gran oportunidad  de lo que Ohsawa llamó “MACROBIÓTICA”. O sea, quiere esto decir “descubrir la vida grande”: aún el más pobre, desamparado y excluido -como lo fue el mismo Ohsawa quien repetía sobre él: “un insignificante y pequeño japonés”, huérfano y abandonado a los 10 años -puede practicarla-. 
Ahí está esto sagrado de ser hijo de Dios y a esos -los más pequeñitos y desamparados- fue a los que eligió Jesús para mostrarles que ellos son los elegidos de Nuestro Padre de los Cielos.
Entre la presencia y la fe están los mendrugos, las pequeñas migajas que el hambre nos exige imperiosamente con la fuerza de la vida para alimentarnos, para que el torrente de la sangre siga fluyendo por nuestras venas. Este es el latido vital que sintió nuestro pequeño japonés. Y está en todos. Nadie puede tener la arrogancia de no sentirse  incluido él también en este ciclo generador..