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1-13. LA MARCA QUÍMICA DE LA RAZA.

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LA MARCA QUÍMICA DE LA RAZA


Hoy se reconocen y utilizan más de 7 millones de sustancias químicas

Esta marca es la condena del hombre y de la mujer que se desencadenó en la civilización occidental y se desarrolló en una cultura que no sólo olvidó al ser sino que niega a Dios, a su creación y a la perfección de la misma sobre la cual cantan los cielos la Gloria del Señor en cada alimento que bendice el sustento de la familia  humana.

Existen comidas célebres, históricas como “La Ultima Cena”, tratados como “El banquete” de Platón o la última “Bacanal” de Platón donde se despide de sus amigos y de los festejos, de los vomitorios, del alcohol y la carne... o la mesa del rey Nabucodonosor...
Ya en civilizaciones milenarias, comparadas con la de los griegos, los hindúes tienen tratados sobre alimentación.
Nos hemos referido a las implicancias negativas que provienen del uso desmedido de la vitamina C.
Cada fruto, vegetal y todo lo que nos provee la naturaleza para alimentarnos contiene un cuantun de energía. En el universo existen dos tipos de energía, opuestas y complementarias, una centrífuga y otra centrípeta que hace muchos miles de años en el Extremo Oriente se la denominan Yin y Yang. El hombre es predominantemente Yang. La mujer lo es Yin.
De este equilibrio depende la salud y la vitalidad, la felicidad, la justicia, el sentido de lo bello, lo bueno y lo sagrado. Siendo así es también la puerta que se abre a la vida espiritual. En caso contrario, cerrada esta puerta -sin este equilibrio- las dificultades son casi insuperables y sólo una minoría viene pudiendo acceder a esta vida, a la vida que es espiritual. Por debajo de ella existen miles de religiones y sectas de las más diversas culturas que siguen intentando este encuentro a través de innumerables búsquedas pero también de conflictos y guerras.

Como decía no hace muchos años el filósofo Foucault: “El hombre es lo que han hecho de él”. De alguna manera podemos seguir esta afirmación y traducir “hicieron de él” por los términos “le impusieron”. Esto es lo que viene ocurriendo. La fuerza del mercado y la omnipotencia de la oferta han desarrollado cuatro industrias. Entre las más importantes que definen la era industrial, de causa a efecto, están: la Industria de la Alimentación a la Industria de los Medicamentos ...a la Industria de la Comunicación cuyo final es la Industria de la Guerra.
El alimento, el medicamento, la noticia y el arma.

El Doctor Robert Boesler de Nueva Jersey decía ya en 1912: “...La moderna manufactura del azúcar nos ha traído enfermedades totalmente nuevas. El azúcar que se vende no es nada más que un ácido cristalizado concentrado. Como antiguamente el azúcar era tan cara sólo los ricos podían permitirse su uso pero hoy, debido a su bajo costo, el azúcar ha causado una degeneración humana. Es el momento de insistir en un esclarecimiento general. La pérdida de energía a través del consumo de azúcar, en el último siglo y su primera década no puede recuperarse. Ha dejado ya su marca en la raza. El alcohol se ha usado durante miles de años y nunca ha causado la degeneración de una raza. El alcohol no contiene ácidos destructivos. Lo que ha sido destruido por el azúcar está perdido y no puede recuperarse. La diferencia entre sentirse animado o decaído, conciente o insano, calmo o irritado, inspirado o deprimido depende en gran medida de lo que llevamos a la boca...”.
Para el Doctor A. W. Pezet, de acuerdo con la endocrinología: “... cuando el nivel de azúcar en la sangre es relativamente bajo... tiende a desvitalizar las células del cuerpo, especialmente las células cerebrales. Esto se trata con una dieta..”

Con el nivel de azúcar en equilibrio viven las células y el cerebro. Este “azúcar” -que es en realidad glucosa- la transforma el organismo a partir de la ingestión de los hidratos de carbono que contienen especialmente los cereales integrales.
En cambio, el azúcar refinada -sacarosa / C12 H22 O11- pasa directamente a los intestinos, se convierte en glucosa predigerida. Ésta es absorbida por la sangre -que antes estaba en equilibrio con el oxígeno-. Ahora aumenta el nivel de glucosa por la ingestión de azúcar refinada y se destruye el equilibrio. El cuerpo está en crisis, el cerebro delira y el sistema nervioso se altera y se torna irritable -origen de la neurosis-. Y esto comienza en la niñez. Según un estudio del British Journal of Psychiatry, se afirma que los dulces de pequeño inducen a ser violento de adulto. Los niños que comen dulces y chocolates todos los días son más propensos a ser violentos durante su vida adulta. Y que todos aquellos que comían diariamente golosinas eran más propensos a ser encarcelados por violencia a los 34 años.

Hoy la Psicología está fragmentada en más de 20 escuelas y tenían razón desde una de ellas -la psicoanalítica- cuando afirma que todos somos neuróticos. Porque la Psicología depende de la Fisiología y ésta de las energías de los alimentos y bebidas que ingerimos.
Repetimos, como decía Foucault: “El hombre es lo que han hecho de él”. En este sentido es importante la historia, especialmente en lo que se refiere al pasado y, cuando el pasado sigue pasando, nos debemos enfocar en lo que está pasando.
En América del Sur, especialmente en Argentina, se nos impuso primero la Deuda Externa y su crecimiento coincidió con la “sojización” -cultivo intensivo de la soja, que tiende a destruir la agricultura, denominado “desierto verde”-.
Recordamos que el 70% de los alimentos que se pueden comprar en las góndolas de los supermercados son transgénicos y su producción es impulsada por las mega empresas transnacionales cuyas inversiones multimillonarias -miles de millones de dólares- sustentan el mercado de la alimentación y las bebidas que pagamos los argentinos con un alto precio. El envenenamiento viene a través de los agroquímicos de los distintos glifosatos. Los transgénicos están rigurosamente controlados en Europa. La zona de mayor cultivo de transgénicos es Cataluña (Barcelona) especialmente la variedad de maiz MON (Monsanto) 810 -la que está prohibido en países como Francia, Austria, Grecia, Alemania, Suiza, etc-. Esto ha provocado reacciones populares con slogans como “Queremos una Cataluña libre de transgénicos”. Y se inició una campaña -la cual es un alerta para nosotros en Argentina- denominada “Somos lo que sembramos”. Evidentemente estamos avanzando en el conocimiento de lo que se trata. De Foucault, “el hombre es lo que han hecho de él”... Pero antes ya se sabía que “el hombre es lo que come y metaboliza”. Y después -ahora- “somos lo que sembramos” porque está en nuestra tierra y en nuestra patria la soberanía y la fuente que nos provee de las energías para la continuidad de la vida y para seguir siendo humanos.
La protesta social en Barcelona denuncia a los partidos políticos porque les dan la espalda a las demandas y anteponen los intereses privados de la industria agroalimentaria y pro-transgénica. Denuncian que el actual gobierno de izquierda apoya a estas empresas privadas y lo acusan de salvar a los bancos y a empresarios, de promover una agricultura intensiva, industrial y drogadependiente. Se preguntan: “Sin embargo ¿qué pasa con nuestra alimentación? ¿en manos de quién está? ¿a quién pertenece la tierra, el agua y las semillas?” Estas preguntas son nuestras, de la Argentina sojizada con un interminable conflicto gobierno-campo.

El mismo capital financiero internacional también está invirtiendo, en nuestro país y Sudamérica, en la plantación de caña de azúcar donde el azúcar puede producirse a muy bajo costo. El mayor exportador mundial de azúcar es Brasil a cuyos inversores ya se los conoce como “los varones del azúcar”.
El azúcar está vinculada, en los siglos XVIII y XIX en adelante, con la más cruda explotación humana. A su vez la caña de azúcar es considerada la producción más rentable para la obtención de etanol y el extraordinario crecimiento de los agrocombustibles está captando la inversión que antes iba al petróleo. Ahora ésta se está desviando hacia estas plantaciones.

El director David Kessler de la Administración de Alimentos y Drogas de Londres alertó: “...lo snack -cereales y comidas preparadas ideadas por científicos en alimentos- puede actuar en los centros de gratificación del cerebro como lo hace el tabaco...” y que “...los fabricantes están buscando 
el ‘punto éxtasis’ cuando se coman ciertos productos que dejen deseos de comer más. El ‘punto éxtasis’ es en el cual se logra el máximo placer cuando comemos azúcar, grasa o sal. Cuando se agrega más azúcar, el comestible se vuelve más sabroso hasta que llega el ‘punto éxtasis’. Lo mismo sucede con la sal y la grasa.”

Advertimos que uno de los peligros más graves de la actualidad es la desnutrición la cual genera la pobreza económica de millones de personas, la economía de endeudamiento -como la que estamos padeciendo los argentinos-, los accidentes de tránsito -en los que se conjuga desnutrición, medicamentos y alcohol-, etc.
La desnutrición además provoca el crecimiento desmesurado de la inmadurez del “yo”, a la vez que potencia distintos grados de delirio, exacerba la imaginación y la fantasía.
Desnutrición es el desequilibrio orgánico neurológico mental por falta de alimentación natural orgánica, equilibrada y vital.
La desnutrición es el desequilibrio, la desvitalización que lleva a la necesidad de consumir excitantes (sal, azúcar, grasas, alcohol, cigarrillos, bebidas energizantes, etc) todo lo cual prepara el terreno para el consumo de drogas y adicciones (desde la marihuana, el paco, cocaína, etc, etc).
La desnutrición potencia la disolución del “yo” en la apatía, la indolencia, depresión y pasividad social. Aislamiento e irrealidad individual. Y, en la secuencia de lo opuesto, en la exaltación del “yo”, la ambición desmedida y el poder.
La desnutrición está presente tanto en los que no comen suficiente calidad y cantidad de alimentos, los pobres -por falta de recursos económicos- y en los ricos -por sobrealimentación y el desequilibrio que implica reacciones psicofísicas entre las cuales se destacan la diferenciación, el exclusivismo y el egocentrismo.
Como hemos visto en el caso del azúcar -como fue también en la historia del alcohol y muy especialmente en la droga- fueron los ricos los que tenían el dinero y podían consumirlos. Esto empezó de arriba para abajo y marca que la desnutrición es sinónimo de “miseria humana” y mezquindad que no es necesariamente económica.

Para nosotros JUSTICIA SOCIAL no es la mera y determinada definición de distribucionismo económico. La justicia social implica a la lógica-biológica que determina a la salud humana y la vida espiritual.

De las mismas góndolas se alimentan ricos y pobres.


ASPARTAME. DOSCIENTAS VECES MULTIPLICA EL PODER EDULCORANTE DEL AZUCAR.

Se comercializa en general bajo el nombre “Nutrasweet”. Fue autorizado para su empleo en alimentos para el ser humano en Estados Unidos en 1974. Lo fabrica la empresa MONSANTO S.A -también creador del agroquímico glifosato que se utiliza en la sojización y de las semillas transgénicas-. En 1977 fueron acusados de falsificar los test originales de las pruebas a las que fueron sometidos animales de laboratorio.
El Aspartame es un edulcorante de bajas calorías usado en alimentos y bebidas de más de 90 países.
En 1981 fue autorizado para ser usado en polvo para mezclas y en 1983 para las bebidas gaseosas y en alimentos (siempre que no sean sometido a cocción de más de 30º).

Tanto la Fuerza Aérea de los Estados Unidos como los marines publicaron estudios donde demostraron que los alimentos que contienen Aspartame producen: cansancio, depresión, disminución de la visión, dolor en los ojos, zumbido en los oídos, dolor de cabeza, desequilibrio, confusión, irritabilidad, ansiedad, agresividad, insomnio, diarreas, incluso alteraciones menstruales, etc. Por lo cual aconsejaban a los pilotos no consumir dichos alimentos.
Otras investigaciones científicas determinaron también la aparición de las siguientes enfermedades: impotencia y trastornos sexuales, fobias, fatiga crónica, hipertensión, taquicardia, vértigo, ataques de ansiedad y pánico, esclerosis múltiple, alzheimer, mal de parkinson, diabetes....
El Aspartame cambia la química del cerebro.
Los mismos resultados fueron obtenidos en una investigación del Senado de los Estados Unidos.

En general todos los productos Light o Diet (lácteos, gaseosas, gelatinas, mermeladas, dulces, tostadas, galletas, helados, postres, etc, etc) contienen Aspartame.

El Aspartame es también un producto genéticamente modificado que contiene ácido aspártico, metanol y fenilalanina (que descompone una sustancia -diketopiperacina- que produce tumores cerebrales).
El ácido aspártico es otro cancerígeno en esta mezcla. El metanol también se descompone en cancerígeno. Es decir, con el Aspartame se consumen tres cancerígenos.
En los análisis de laboratorio el Aspartame ha causado cuatro tipos de tumores y muerte: tumores cerebrales, tumores de pecho, tumores pancreáticos, tumores uterinos.

El creador del Aspartame es la principal transnacional de los transgénicos (soja, maiz, papa, etc), el gigante de los agroquímicos (glifosato) y una de las más poderosas industrias químico-farmaceútica: MONSANTO S.A.
En la actualidad existen más de 5.000 productos (alimentos y bebidas) que contienen Aspartame.

Un capítulo muy importante es el que explica, a partir de los desequilibrios químico-orgánico-cerebrales, la nueva Física Humana que está a contramano de los datos sociológicos y de la llamada ciencia económica -que es una ciencia inexacta y cómplice en su visión dogmática del mercado, el cual admite y procura la mayor actividad posible para el superavit de compraventa y ganancia.
La política toma estos datos erróneos. El actual diagnóstico de anomia -o muerte de la política- está contaminado por los desequilibrios que hemos puntualizado en esta nota.
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Septiembre 2009