Estamos viviendo los tiempos en que el valor de los pensamientos, de las ideas que incluyen “los hechos”, las palabras y los discursos y cuanta otra exposición se haga.... dependen de quién lo diga.
“Quién” es hoy la cuestión, inmediata para el cambio y la transformación mediata.
No se trata ya del ser o no ser que circuló en la modernidad. Para este entretiempo donde aparece la postmodernidad, antes del ser hay que definir el Quién...es socialmente / mente-social. Y cuáles ideas lo siguen moviendo. Hasta ahora prevalecen con notable nitidez –digamos que eficiencia también- las propuestas definidas y concretamente realizadas de los últimos 300 años y algunos de sus componentes devienen del renacimiento –y de mucho antes...por lo dicho por Heráclito en la cultura griega:.. la democracia, la república, la política y la astronomía.... Para la sustancia de esta Síntesis Social, también hay que incluir “gastronomía”.
De la misma manera que depende del sistema inmunológico - de acuerdo a la lógica biológica- rechazar la invasión y las agresiones microbianas infectocontagiosas, este sistema está representado por la composición de la sangre. Y ésta depende de los alimentos.
Nosotros no creemos en la eficacia de la descalificación, la crítica y la negación –menos aún en el rechazo y la oposición- como formas válidas con las que se pretende justificar el liberalismo democrático.
Estamos seguros que estos tiempos nos permiten y nos abren las posibilidades de nuevas experiencias inéditas y originales -socialmente consideradas- para otra Nueva Política y Nueva Economía.
Y esto vendrá desde la cultura, de todo lo que los hombres y las mujeres expresan en su hacer en la convivencia social.
Como hemos dicho, las ideologías -de izquierda y de derecha- están atrasadas más de 300 años y persistirán proponiéndonos el pasado, contaminándonos con oposiciones, con fragmentaciones, agresiones, descalificaciones mutuas y seguirán reproduciendo y reciclando la conflictividad, la inestabilidad, la inseguridad pública. Los pensamientos, las ideas, los discursos tienen un componente contaminante que coincide por similitud. Basta comprobar que hace 300 años se esgrimía “cultura y progreso”.
Evidentemente hay quienes han progresado mucho. Probablemente el 2 o 3% de la población mundial. Pero es un progreso sin futuro que sigue generando conflictividad, pesadumbre, injusticia, violencia, degradación y reproduciendo el sinsentido, la angustia, el dolor degradando la condición humana. Y el progreso cientifista economicista y de la reproducción y acceso masivo a toda forma que determina la decadencia y obstaculiza la evolución humana -la que no necesita imprescindiblemente de este tipo de progreso que ofrece el materialismo idealista. Que así como inventó a Dios según sus expectativas de poder, también inventó una democracia sin el pueblo ni justicia. Y una felicidad imposible.
El progreso y las escuelas progresistas son concepciones del debe y el haber, del tener y del poder. Estas escuelas instituyen como materia permanente y fundamental las razones de mayor ganancia. Y la crisis se asienta y consolida porque, precisamente, la razón no es un valor exclusivo y la ganancia no conjuga las cuestiones vitales. Ni el sentido ni la vida dependen de la ganancia.
Esta falsa formulación de la economía política imperante viene sustituyendo a la verdadera economía, que no es la de los precios y las cosas sino la que genera las energías de la Vida –necesarias para el sentido, la realización de la justicia, la plenitud y la felicidad-, que conjugan los valores de la vida. Y estos valores están en la posibilidad de cada hombre, mujer, joven, anciano, niño hoy -ya mismo- ahora para ser autogeneradores en lo que en esta Síntesis Social llamamos -economía de las energías humanas y alimentación social-. Puestos en su lugar, la alimentación social para la regeneración de la Nueva Economía y de las energías vinculantes y constituyentes de la cohesión social necesaria para la realización de la unidad imprescindible para sobrevivir y existir en un mundo que empieza a mostrar signos que agravan y cuestionan su propia subsistencia futura.
No es el mundo, mucho menos aún el pasado, ni son los pensamientos y las ideas ni las razones, las pérdidas o las ganancias las que definen y determinan la existencia hoy del hombre y de la mujer.
Esta Síntesis Social es el Nuevo Despertar en la Historia de Verdad de la realidad universal (ver Vida Grande II” / Ud. experimentará y verá) .
Es el llamado vital de la vida que enciende una nueva luz condicente con estos tiempos que para muchos es el fin.
Para nosotros es el entretiempo de la alborada de una nueva era.