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Depósito Nº 5210703 “Proyecto Social UBASO-Nuevas Ciudades- Argentina”
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2-4. DISCÉPOLO Y LAS PREGUNTAS SIN RESPUESTAS






Y cuando afirman que el mal tiene más fuerza que el bien, dicho de otra manera,  cuando se reflexiona sobre dificultades a veces insalvables de ser cristiano en la tierra –frente y rodeado por el mundo-,  nos parece oportuno aquí transcribir al más grande poeta popular argentino  -Enrique Santos Discépolo- quien en una de sus grandes letras  -“Tormenta”, escrita en el año  1939-  dice:

¡Aullando entre relámpagos,   perdido en la tormenta
de mi noche interminable,   ¡Dios! busco tu nombre...
No quiero que tu rayo  me enceguezca entre el horror,
porque preciso luz   para seguir...
¿Lo que aprendí de tu mano  no sirve para vivir?
Yo siento que mi fe se tambalea,
que la gente mala, vive  
¡Dios! mejor que yo...

Si la vida es el infierno
y el honrao vive entre lágrimas,
¿cuál es el bien...del que lucha en nombre tuyo,
limpio, puro?... ¿para qué?...
Si hoy la infamia da el sendero
y el amor mata en tu nombre, ¡Dios!, lo que has besao...
El seguirte es dar ventaja
y el amarte sucumbir al mal.
No quiero abandonarte, yo,
demuestra una vez sola que el traidor no vive impune,
¡Dios! para besarte...
Enséñame una flor que haya nacido
del esfuerzo de seguirte, ¡Dios!
Para no odiar: al mundo que me desprecia,
porque no aprendo a robar...
Y entonces de rodillas,
hecho sangre en los guijarros
moriré con vos, ¡feliz, Señor!”



Para nosotros desde hace años en UBASO experimentamos la fuerza inobjetable de una palabra que tiene apenas dos letras: IR .  Y es la maceta donde cultivamos la flor que de aquel jardín inmemorial crece en el nuestro.
Como todos sabemos, Discépolo murió siendo relativamente joven entre sus genialidades –entre filosóficas y poéticas, siempre existenciales-.   Hace unos años desde UBASO le dedicamos con su propio título y celebramos aquella pregunta de las preguntas  -en este mundo post moderno- que ya, de por sí, es una respuesta porque la pregunta va dirigida a quien verdaderamente puede responder.
 Así es la pregunta: “¿Qué sapa, Señor?”
No le preguntó a la cultura de su tiempo de aquella crisis del 30 en la historia argentina  -que 70 años después se replantearía en los comienzos de la década del 2000- . Siendo él ya una persona conocida, destacada y reconocida –a pesar de muchos- no le preguntó a la cultura ni a la filosofía o a las religiones. Ni tampoco a la política ni a la economía.
Le preguntó a Dios  -diríamos hoy en este momento de la continuidad de la crisis, en este alerta en el  que estamos, en estos tiempos en los que vivimos de historia sin verdad y de porvenir sin futuro- .  
Y el alerta, que es una advertencia climatológica, está en nuestra visión: que la geografía es la madre de la historia. Y aquello que la recorre y le habla, la que hace y descubre, entierra y roba en su desmedido afán de posesión y, como dice este gran poeta popular: “..si la vida es el infierno y el honrao vive entre lágrimas...”
Entonces también el clima, la lluvia y el sol, el rocío del amanecer y la alborada que será después la luz del día y la visión de lo venidero. Esto viene siendo así y seguirá entre encrucijadas y desgarros, injusticias e ingratitudes, entre el desprecio por la vida de la sociedad de consumo –que todo lo consume, lo torna cenizas que se lleva el viento al ocaso, que es derrota y desencanto-.

“El movimiento ha comenzado” decíamos hace unos años y entreveíamos que el Frente Social Histórico es como la verdad misma y, porque es así, su naturaleza está entremezclada, obstaculizada, desnaturalizada, desconocida y, de tantas otras maneras porque su valor es alto.  Porque la verdad es grande. Es la otra definición de grandeza.
Y siempre afirmamos que nosotros somos de abajo.  Venimos y vivimos en los barrios de Rosario, lo que nos permite seguir reconociéndonos en cualquier otra ciudad o provincia.
Hemos encontrado nuestro lugar.
No cultivamos ciudadanía. Nos habitamos en la dimensión humano-universal.
Nuestra frase de despedida –temporaria o concluyente- no es “Patria o muerte” ni “Hasta la victoria final”. La nuestra es “SEGUIMOS”.
Porque sabemos que el final es la muerte y la tumba es la mentira de la verdad no vivida.
Y seguía diciendo Discépolo: 

“...del esfuerzo de seguirte ¡Dios! para no odiar
al mundo que me desprecia
porque no aprendo a robar.
Entonces de rodillas, hecho sangre,
En los guijarros moriré con vos ¡feliz, Dios!”

Entre esta cultura show que se nos viene imponiendo, que busca público para acorralarnos  entre los tantos corrales que el sistema ofrece: la ciudadanía de una vida atormentada, mutilada, desgajada, corrompida por su propia crisis.
Esta ideología se sigue extendiendo sobre nuestro pueblo como una penumbra que multiplica incertidumbre y desconciertos, inestabilidad hasta la ingobernabilidad.   Esta penumbra que entresaca de la historia lo peor, las viejas pasiones y agravios, los viejos odios en la lucha de las estatuas que recuerdan –cada una de ellas- la misma historia de enfrentamientos y discordias interminables del pasado, para que el tiempo siga siendo porvenir aciago y desencanto.
El hombre solo –enfrentado a su propia medida- ya ni se pregunta. Se somete, critica y descalifica. No se pregunta. No hay una victoria final ni a la patria se la defiende con la muerte.
la patria –como soberanía y señorío dado por Dios- se la constituye, valoriza y cuida dándole la vida, siendo uno con ella. Para que ella sea también en nosotros la geografía, el clima y el lugar donde seguimos caminando. Seguimos de pie. Seguimos, decíamos, porque seguir es IR.

Y la fe que nos fue dada no fue dentro de un trueno o de un relámpago. O el viento.  Fue una develación progresiva  y nos fue saliendo al encuentro, se nos fue poniendo adelante y empezó a ser experiencia y comprobación.
 Nos dio esfuerzo y perseverancia y nos llevó a descubrirte en los barrios, en las calles de los barrios y en las personas. Entre las personas que somos,  del pueblo que Tú eres el Señor de la Historia.
Y es a Ti a quien nos dirigimos y seguimos.
Y a Ti Señor, te preguntamos y hemos empezado ahora a Recibir-te.
Este es el movimiento que ha comenzado y son los primeros pasos, Señor, en la oración y meditación, en la entrega de la alabanza en todo.
Y en el atormentado pasar de todo y aún del sin sentido, Estás.
Alertas para que el rayo del horror no nos enceguezca y el miedo no resienta ni disminuya nuestro Seguir–te.
Porque Tú nos llamaste y nos pediste que te siguiéramos.
IR hacía Ti, Señor, es nuestro destino y tu presencia es cada vez más grande y manifiesta.
Te escuchamos en las calles, en todas las edades y condiciones de las relaciones humanas.
te escuchamos en los cánticos de las distintas iglesias y entre todas las voces el habla que escuchamos en nosotros,  que tu gran evangelio sigue multiplicando en el silencio de tu presencia que nos habita frente al altar en el sacrificio de la misa y en la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre.

“Tú Señor, te haces comida para los hombres hambrientos de amor y libertad”. Esto dice en la exhortación Sacramentun Caritatis el Papa Benedicto XVI .
Y Jesús le dio a la multitud de comer panes y peces y dijo “Es mi padre el que os da a conocer el verdadero pan del cielo, el alimento de verdad”.
El Papa asocia este “alimento de verdad” a los pobres, a los indigentes y desamparados y afirma que “...este alimento de verdad nos impulsa a denunciar las situaciones indignas del hombre en las que, a causa de la injusticia y la explotación, se muere por falta de comida”.

Porque tu Voz es la voz del pueblo, sus mismas pesadumbres y dolores que claman desde Lambarené en África hasta nuestros barrios argentinos. Desde aquel pastor Mayer  (Ver “Vida Grande I”) que se esforzaba por seguirte, allá... las distintas voces te siguen invocando, Señor.
Y por aquí escuchamos al pastor Jiménez cantar
“ Mi sueño es grande porque mi Dios es grande. Mi fe es tan grande. Y por eso canto, porque te quiero tanto...”  y   “ EspírituSanto oye mi canto. Te quiero tanto!  Lo que te voy a decir no se compara con nada. Porque es Palabra de Dios, porque es palabra sagrada.  Lo que te voy a cantar es como una manto sagrado que cubrirá la ciudad, esta ciudad que yo amo... Espíritu Santo sabes que te quiero tanto.”.
O el salmista Omar Shané cantar “¿Cómo no amarte, mi Dios, si Tú me diste la vida!” y “ Quiero sentirme como un niño. Siento mi alma vibrar con el Espíritu Santo. Me siento libre, siento tu presencia, Jesús”...
Y en el Monte Horeb –zona sur de la ciudad de Rosario- al pastor Jorge Galarza. Profeta del barrio Las Flores.  Allí cantamos con letra del cantautor salmista Roberto Adrián su Himno “Argentina Unámonos”...
”Argentina tuvo una visión que nació en el corazón de Dios. Él viene a buscarte a ti y a mí y una nación poderosa.  Argentina, Dios te ama....
Argentina, abre tu corazón. No es tiempo de rencores. Ya no existen más barreras, Cruzaremos todas las fronteras. No habrá quien más nos detenga. No nos podrán parar. Llegaremos a cada rincón.”
Y sigue diciendo:” ...a una sola voz abriremos el camino en un mismo sentido. Sembraremos la semilla de la paz y de la libertad, la esperanza y la igualdad.
Argentina ya es ahora. Argentina no hay tiempo que perder. Ha llegado el momento en que todos tenemos que entender”
Después termina diciendo este Himno: “Argentina, Dios te ama”.



Y somos los hombres y las mujeres que vamos dejando de ser cautivos de los corrales del mundo.
Para seguir Tú nos diste, Señor, el espíritu de Vida.
Aquella vez allá. Y hoy aquí, entre nosotros, te dedicamos nuestra frase con la que reconocemos tu presencia:

“No nacimos tarde ni lejos”


Te escuchamos porque Tú eres el habla entre tantas voces.
 Tú hablas en el silencio de la entrega y en los Diálogos de la Mismidad que vemos con los ojos que Tú nos has abierto.
Y te reconocemos en el prójimo como a Ti en nosotros.



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